Señor Jesús, Tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te
ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en
especial, que cures aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en
mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna
edad y de las heridas que han provocado a lo largo de toda la vida. Señor Jesús,
Tú conoces mis problemas, los pongo todos en tu Corazón de Buen Pastor.
Te
ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu corazón, que cures las
pequeñas heridas que hay en el mío. Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de
que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la
angustia, en la preocupación.
Cura, Señor, todas esas heridas íntimas que son
causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor,
purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón divino. Ayúdame a ser humilde y
benigno.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte
de las personas queridas . Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la
certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo auténtico de
tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y la muerte, de tu presencia
viviente entre nosotros. ¡Amén!
Oh, Señor, Tú eres grande, Tú eres Dios, Tú
eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los
Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, ser liberados del maligno que nos ha
esclavizado. Oh, Santos, venid todos en nuestra ayuda!
De la angustia, la
tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
Del odio,
la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De los
pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh
Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos:
Líbranos, Oh Señor.
De toda forma de desorden en la sexualidad, nosotros te
rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad
mala, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De toda forma de maleficio, de
hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos: Líbranos,
Oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste: “la paz os dejo, mi paz os doy”, por
intercesión de la Virgen María concédenos ser liberados de toda maldición y
gozar siempre de tu paz. Por Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amén!
Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima
Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso descended
sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de Ti, utilízame.
Expulsa de
mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar
bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia
negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de
ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión y perfidia;
todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física,
psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el
infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el
mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de
Jesucristo Salvador y Señor, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos
los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen
inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno
eterno encadenados por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, por
nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima
Inmaculada. Amén!
El padre Amorth es Presidente de la Asociación Internacional de Sacerdotes Exorcistas, Diócesis de Roma.